Querida
Lorraine:
Hoy
dejo que otro nuevo suceso de mi vida cotidiana sea juez y parte en
una nueva crítica a la sociedad. Aunque más que nueva, debería
llamarla algo así como: “Un nuevo esquema, acerca de ese detalle
reiterativo que mantiene despierto y pensativo al hombre conocedor
del problema”. En resumen, la educación.
Y
dígase sobre la educación, en la España de mis días, que poco
mejora.
Hace
cosa de un par de semanas me ocurrió algo de lo más inesperado,
algo que creía ver reducido a un grupo más selecto de ignorantes o
entre la gente de poco saber, antes que poder llegar a encontrármelo
en pleno corazón de la capital.
Mientras
caminaba tranquilamente por el centro de mi ciudad, tuve el
desafortunado percance de toparme con los individuos menos educados
de todo Madrid. Adolescentes, sin más sabiduría que la que pueda
tener un gato de cerámica, decidieron que era momento oportuno de
mofarse de mis formas y vestimentas. Alegando que el sombrero estilo
“fedora” que adornaba mi cabeza, junto a una supuesta altanera
forma de caminar, me hacían parecer un prepotente y un chulo.
Comentarios de esa índole recorrieron las bocas de los chicos y
chicas que me victimaban desde la distancia.
Más
allá de corresponder a sus improperios y exabruptos, me puse a
pensar y a deducir un razonamiento lógico del porqué de la afrenta:
-Puedo
suponer que la necesidad de meterse con alguien que vista diferente a
ese grupo de personas, se vea mecida por un arrebato de envidia, por
el echo poseer, yo algo, que ellos desean... pero, dado que a día de
hoy, conseguir un sombrero es más fácil que encontrar a un gato
rondando una pescadería, diré que es por la falta de respeto y
educación que han recibido.- Pensé.
Y
así, esta pobre deducción, me llevó a pensar algo más allá.
Recordé como amigos míos (que ya eran padres) culpaban al actual
profesorado Español por no saber educar a sus hijos en su horario
lectivo. Los acusaban de no lograr resultados positivos en cuanto a
la educación y comportamiento de sus hijos, sosteniendo sus quejas
sobre un pobre fuste tal como: “Para eso mando a mi hijo a la
escuela, para que lo eduquen y lo formen” y, de forma inherente,
mis amigos profesores culpan a los padres por no darle unos valores
básicos en casa, apoyándose en frases como: “Bastante tengo yo,
con más de 30 niños de ratio por clase, como para enseñarles
modales entre lección y lección de biología”.
Unos
se lavan las manos a costa de los otros y viceversa. Ahora bien
¿Alguien se ha parado a pensar quien es realmente el que sale más
perjudicado de esta afrenta? Y, si es así ¿Son acaso ambas partes
tan estúpidas de no poner fin a esta falsa rivalidad?
La
educación completa de cualquier niño es que reciba unas bases de
educación, respeto, solidaridad, compañerismo y esfuerzo en casa,
para así, saber comprender la función que cumple su maestro y cual
debe ser su respeto y obediencia hacia él. Harto he quedado ya, de
ver como a cualquier profesor se le falta el respeto de una forma
cruel y ofensiva...
Puedo
recordar una espantosa situación, en la que uno de mis profesores
pudo perder la vista a raíz de una paliza que recibió de sus
alumnos. Los cuales no obtuvieron ningún tipo de correctivo.
El
niño es un gran imitador, en este caso de sus padres. Si quieres que
tu hijo lea libros, predica con el ejemplo. Si quieres que tu hijo no
se trague horas y horas de televisión en su tiempo libre, predica
con el ejemplo y si no quieres que tu hijo se convierta en un vándalo
de pacotilla, esfuérzate por educarle, por que él es tu
responsabilidad.
También
he de poner de manifiesto que no toda la culpa es de los padres.
Maestros y profesores pueden ser ese gran empujón que lleve a tu
hijo al borde de la mediocridad. Docentes no cualificados
correctamente pueden hacer grandes estragos en una amplia clase
repleta de niños.
Y
¿quién tiene la culpa de todo esto?
Nosotros,
ni más ni menos.
Somos
nosotros quienes dejamos que partido político tras partido político
nos impongan unas nuevas reformas educativas que para nada ayudan a
mejorar la educación en España. Simplemente se dedican a meter en
nuestros libros los contenidos que “Ellos” creen necesarios para
una educación correcta. Son políticos los que colorean los libros
de los que luego nos vamos a alimentar durante años, no son
profesores o especialistas en educación. Cuando esto debería ser al
revés, los maestros y profesores que se encargan día a día de la
educación de los estudiantes, son los que ven de primera mano, qué
deficiencias hay en el sistema educativo español y creo, firmemente,
que ellos irán mejor encaminados a desarrollar, enriquecer y
acrecentar su propio sector.
En
países como en España, la nota que necesita sacar un alumno en
selectividad para convertirse en docente, es de 5, el aprobado más
bajo. Sin embargo, en países como Finlandia, la nota requerida para
desempeñar el mismo trabajo debe ser superior a 9.
Es
por eso, que esta carrera se ha ido convirtiendo con el paso de los
años en el basurero de toda educación española, recibiendo
estudiantes, que en un último alarde de esfuerzo y, tras no
conseguir llegar a la nota requerida en las carreras que de verdad
deseaban estudiar, corren como hienas a la carroña hacia este
sector, para convertirse en educadores.
¿De
verdad piensas que va a poner el mismo interés una persona que
disfruta enseñando a los alumnos, a otra persona distinta, frustrada
por no conseguir estudiar lo que más le motiva?
Yo,
lo dudo muchísimo. Bastantes son los profesores con los que me he
topado a lo largo de mis estudios que poca profesionalidad
presentaron, frente al escaso número de ellos que de verdad les
veías enseñar con empeño y dedicación...
La
deficiente educación española es un gran impulsor de la estupidez
humana...
Deberíamos
hacer un esfuerzo bárbaro por la educación en este país, si no
queremos verla hundida en la más absoluta miseria...
A
todo esto añadir, que aquella persona que crea o piense que
recortando a la sociedad en sanidad, educación e I+D+i
(Investigación, Desarrollo, innovación), puede conseguir sacar a un
país del bache de la crisis económica, por favor, que se haga un
favor a sí mismo y a los demás y que vuelva a matricularse en todas
las materias desde educación infantil a la mayor brevedad posible,
porque hay algo en su educación básica, que anda bastante mal...
Y
por último, decir que siempre estaré agradecido por todos aquellos
maestros y profesores que no sólo lograron aguantarme, sino que
además me incentivaron a seguir con mis estudios, demostrándome que
una persona bien formada en sus estudios, es mucho más competente
que otra cualquiera que se conforme con lo básico
Gracias
por leerme.
Te
escribiré pronto.